INDEPENDENCIA DE CUENCA
El 3 de Noviembre de 1820, Vázquez de Noboa como gobernador de la ciudad reúne a la gente del pueblo para publicar un bando (antigua forma de dar una noticia al pueblo) y con el pretexto de dar mayor importancia y elegancia a este hecho, pide que está presente un grupo de soldados armados.
Cuando estaban reunidos escuchando el bando, el Teniente Tomás Ordóñez, el Escribano del pueblo y unas 7 personas más, se lanzan contra los soldados y les quitan las armas.
El jefe militar llamado Antonio García Trelles (español) al ver este ataque, ordena que salgan del cuartel los 109 soldados y principia la desigual pelea, entre la gente del pueblo y los militares.
El Teniente Tomás Ordóñez luchaba y daba ánimos a sus compañeros. Luego se unen dos sacerdotes: Juan María Ormaza y José Peñafiel quienes también luchan y dan con sus palabras ánimo a la gente del pueblo.
En la tarde del día 4 de noviembre llega más gente desde la población de Chuquipata al mando de otro sacerdote llamado Javier Loyola. Con la ayuda de esa gente los patriotas logran vencer a la tropa española.
Estos hechos se realizaron en Verdeloma y fue tanto el patriotismo del sacerdote Javier Loyola, que alguien compuso esta copla en su honor:
¡Qué viva el cura Loyola!
¡que viva la libertad!
¡abajo los chapetones!
¡abajo su terquedad!
Al día siguiente 5 de noviembre de 1820 toda la población acude a la iglesia Catedral con el fin de oir Misa y dar gracias a Dios por este hecho.
"Entonces, Cuenca fue libre para siempre. Había proclamado la libertad el 3 de noviembre de 1820 y esa libertad fue ratificada con la sangre que heroicamente derramó su hijo predilecto, Abdón Calderón, el 24 de mayo de 1822 en las faldas del Pichincha, y luego fue defendida y consagrada, en las llanuras de Tarqui, el 27 de febrero de 1829".
Y esa "llanura extensa como el cielo ha traído al mundo a hombres famosos. Podemos recordar desde el nacimiento del primogénito del Inca Túpac - Yupanqui, Huayna Cápac, el nuevo "hijo del sol", quien fuera el Inca más grande de toda la dinastía; tampoco podía faltar una mujer a la que la historia no olvidará jamás, la cuencana Margarita Torres de Ordóñez, que en su casa contribuyó a fraguar el "movimiento emancipador de las comarcas azuayas". Abdón Calderón Garaicoa, aquel jovencito que murió heroicamente en las faldas del Pichincha, José Domingo de La Mar, nacido en Cuenca, pero que viajó a España y allá le cupo demostrar su valía en las luchas de la Madre Tierra contra Napoleón, Alejandro Machuca, que llegó a ser coronel de los ejércitos patriotas, siendo aún muy joven, por su valor y talento militar, pero murió bárbaramente el 20 de marzo de 1838, a golpes que le propinó un grupo de indios ansiosos de dinero ,Baltazara Calderón Garaicoa, hija del coronel Francisco Calderón, mártir de la Libertad Americana y esposa de doctor Vicente Rocafuerte, ilustre Presidente del Ecuador; ella escribió artículos periodísticos, folletos, revistas, libros, de mucha erudición.
En Cuenca cada 3 de noviembre recordamos a cada uno de aquellos grandes que nacieron en su seno y que por distinto camino enaltecieron el nombre de su ciudad natal o de la provincia, dejando una obra que puede borrar el tiempo pero no la historia: Fray Vicente Solano; Gaspar Sangurima; Benigno Malo Valdivieso; Mariano Cueva Vallejo; Pío Bravo Vallejo, Manuel Vega Dávila; José Manuel Rodríguez Parra; Antonio Borrero Cortázar; José Miguel Vélez; Luis Cordero Crespo; José María Rodríguez; Federico Proaño; Fray José María Aguirre; Juan Bautista Vásquez Herdoiza; Julio María Matovelle; el Hermano Miguel; José Peralta; Luis Pauta Rodríguez; Antonio Vega Muñoz, Miguel Moreno Ordóñez, Honorato Vázquez Ochoa, Remigio Crespo Toral; Alberto Tamariz Carrión; Manuel J. Calle; Víctor León Vivar; Remigio Romero y León; Octavio Cordero Palacios; Jesús Arriaga; Aurelia Cordero Dávila de Romero y León; Víctor J. Cuesta; Daniel S. Alvarado; Luis Cordero Dávila; Nicanor Aguilar; Gonzalo Córdova; Remigio Tamariz Crespo; Gonzalo Cordero Dávila; Juan Iñiguez Veintimilla; Alfonso Moreno Mora; Rafael Romero y Cordero; Dolores J. Torres, Alfonso María Borrero Moscoso, hombre y mujeres ilustres como muestra de los frutos que ha dado la ciudad de Cuenca
El jefe militar llamado Antonio García Trelles (español) al ver este ataque, ordena que salgan del cuartel los 109 soldados y principia la desigual pelea, entre la gente del pueblo y los militares.
El Teniente Tomás Ordóñez luchaba y daba ánimos a sus compañeros. Luego se unen dos sacerdotes: Juan María Ormaza y José Peñafiel quienes también luchan y dan con sus palabras ánimo a la gente del pueblo.
En la tarde del día 4 de noviembre llega más gente desde la población de Chuquipata al mando de otro sacerdote llamado Javier Loyola. Con la ayuda de esa gente los patriotas logran vencer a la tropa española.
Estos hechos se realizaron en Verdeloma y fue tanto el patriotismo del sacerdote Javier Loyola, que alguien compuso esta copla en su honor:
¡Qué viva el cura Loyola!
¡que viva la libertad!
¡abajo los chapetones!
¡abajo su terquedad!
Al día siguiente 5 de noviembre de 1820 toda la población acude a la iglesia Catedral con el fin de oir Misa y dar gracias a Dios por este hecho.
"Entonces, Cuenca fue libre para siempre. Había proclamado la libertad el 3 de noviembre de 1820 y esa libertad fue ratificada con la sangre que heroicamente derramó su hijo predilecto, Abdón Calderón, el 24 de mayo de 1822 en las faldas del Pichincha, y luego fue defendida y consagrada, en las llanuras de Tarqui, el 27 de febrero de 1829".
Y esa "llanura extensa como el cielo ha traído al mundo a hombres famosos. Podemos recordar desde el nacimiento del primogénito del Inca Túpac - Yupanqui, Huayna Cápac, el nuevo "hijo del sol", quien fuera el Inca más grande de toda la dinastía; tampoco podía faltar una mujer a la que la historia no olvidará jamás, la cuencana Margarita Torres de Ordóñez, que en su casa contribuyó a fraguar el "movimiento emancipador de las comarcas azuayas". Abdón Calderón Garaicoa, aquel jovencito que murió heroicamente en las faldas del Pichincha, José Domingo de La Mar, nacido en Cuenca, pero que viajó a España y allá le cupo demostrar su valía en las luchas de la Madre Tierra contra Napoleón, Alejandro Machuca, que llegó a ser coronel de los ejércitos patriotas, siendo aún muy joven, por su valor y talento militar, pero murió bárbaramente el 20 de marzo de 1838, a golpes que le propinó un grupo de indios ansiosos de dinero ,Baltazara Calderón Garaicoa, hija del coronel Francisco Calderón, mártir de la Libertad Americana y esposa de doctor Vicente Rocafuerte, ilustre Presidente del Ecuador; ella escribió artículos periodísticos, folletos, revistas, libros, de mucha erudición.
En Cuenca cada 3 de noviembre recordamos a cada uno de aquellos grandes que nacieron en su seno y que por distinto camino enaltecieron el nombre de su ciudad natal o de la provincia, dejando una obra que puede borrar el tiempo pero no la historia: Fray Vicente Solano; Gaspar Sangurima; Benigno Malo Valdivieso; Mariano Cueva Vallejo; Pío Bravo Vallejo, Manuel Vega Dávila; José Manuel Rodríguez Parra; Antonio Borrero Cortázar; José Miguel Vélez; Luis Cordero Crespo; José María Rodríguez; Federico Proaño; Fray José María Aguirre; Juan Bautista Vásquez Herdoiza; Julio María Matovelle; el Hermano Miguel; José Peralta; Luis Pauta Rodríguez; Antonio Vega Muñoz, Miguel Moreno Ordóñez, Honorato Vázquez Ochoa, Remigio Crespo Toral; Alberto Tamariz Carrión; Manuel J. Calle; Víctor León Vivar; Remigio Romero y León; Octavio Cordero Palacios; Jesús Arriaga; Aurelia Cordero Dávila de Romero y León; Víctor J. Cuesta; Daniel S. Alvarado; Luis Cordero Dávila; Nicanor Aguilar; Gonzalo Córdova; Remigio Tamariz Crespo; Gonzalo Cordero Dávila; Juan Iñiguez Veintimilla; Alfonso Moreno Mora; Rafael Romero y Cordero; Dolores J. Torres, Alfonso María Borrero Moscoso, hombre y mujeres ilustres como muestra de los frutos que ha dado la ciudad de Cuenca